una cita con mi histeria

Desde hace muchos años hago citas especiales conmigo misma para pasar tiempo sola, romper la rutina, etc, pero sobre todo para descubrir cosas nuevas, para salir de esa cajita en la que se convierte con el día a día el trabajo, la casa, los amigos de siempre.

Esta vez el pretexto fue mi cumple, me fijé en un espectáculo de música (que contenía el ingrediente guai de la impro), vacilé un poco por el horario pero le di a comprar decidiendo no ir a mi entreno habitual de impro. Ese plan especial lo valía.

Cuando agotada en la tarde recordé la cita conmigo me vi tentada a no ir, a darme el plantón, pero vamos, has pagado 12 euros, no jodas. Ya, pero estoy cansada, no quiero. Fui, y cargada (llevaba una caja con 10tazas, merchandising emotivo que me encargué recoger hoy mismo justamente). Llegué una hora temprano, tomé un té de la tetera azul (no lo recomiendo) y 10 min antes me dirigí al Auditori.

“No tiene tanto glamour de cerca” pensé, fui a la taquilla y? no era allí, era en el CCCB, en un impulso me dirigía al metro para intentar llegar a tiempo y en un subsiguiente impulso tomé el tram a Gorg, mi cuerpo prefirió ir a casa.

De verdad quería ver ese show?
Por qué cagas tus propias citas?
Liquid trio + Louisiana variations sonaba muy bien
No se acaba el mundo si no los ves hoy
Pero la cita?

Histérica, bordeo mi deseo hasta casi impregnarme de su fragancia, y al final, reculo. Ok. ¡Basta! antes me divertía este jueguito, ahora ya no. No hay sonrisa, hay enfado. Si tengo que revisar tres o cuatro veces lo que tengo que hacer, lo haré. Para histerias, bastante tengo ya conmigo.

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