Envidia

A mí me daban envidia esas chicas súper chanconas, recontra estudiosas, buenas alumnas de todos los cursos, con muchos amigos y gran actividad social y para colmo con tiempo para desarrollar sus habilidades artísticas y su conciencia social con algún voluntariado, por ejemplo. Me parecían el modelo de hija que quería mi mamá, la chica que cumple con todo lo que dice la norma, todo lo que una «señorita debería hacer». Yo al contrario, me dormía en la biblioteca cuando tenía que estudiar, si me aburría me iba a ver una peli sola, sin amigos y perdiendo la oportunidad de «entablar relaciones sociales», yo me quejaba de mi poca actividad física, pero no hacía nada para remediarla, siempre me quedaba anhelante: «me gustaría esto o aquello», pero no lo alcanzaba. Odiaba la profesionalidad de estas chicas «proper», odiaba su ropa planchadita, su olor fresco y aspecto pinky girl. Yo no era así, yo llevaba el pelo sin arreglar, a las justas me bañaba y más a las justas leía lo que me daba ganas, pero no alcanzaba ese ideal de mi madre, no llegaba a ser esa chica y no quería tampoco, aborrecía ese patrón.
Con el tiempo ya no las envidio, ahora las compadezco, porque en esa perfección y sonrisa desbordante debe haber mucha tensión, mucha culpa, mucha exigencia. No faltará el que me diga: «envidiosa, eras y eres la envidiosaza que no soporta la felicidad de los demás». No es eso; de lo que se trata ahora es que cada vez le hago más caso a esa vocecita mía de adentro que se subleva a «la forma», a la «única manera».

Hay tantas maneras de hacer las cosas como seres humanos en el mundo. Las formas no nos deberían imponer. Se crea mucho sufrimiento tratando de cumplir las expectativas de otros. Aquí seguro dirás: «pero esa chica proper seguro no respondía ninguna exigencia de nadie, era ella sola la que se lo pedía». Ojalá, porque si no fuera así, padecería mucho. Yo solo quiero decir que no estamos aquí para cumplir lo que no pudieron nuestros padres y menos para culparnos de ello. Nunca es tarde para la bondad, para la bondad con nosotros mismos.

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